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Estrés postraumático

¿Cuáles pueden ser las causas del estrés postraumático?

El Manual Daignóstico y Estadístico de los Trastorno Mentales Versión IV-TR (DSM-IV) reconoce distintos traumas que pueden dar lugar a la aparición de los síntomas. Entre esos traumas están: los secuestros, accidentes de tránsito, violaciones o acoso sexual, abuso sexual infantil, guerras, tortura, robos violentos (Ej. ser golpeado), violencia familiar, catástrofes y desastres naturales (Ej. incendios, inundaciones, etc.), atentados terroristas, ser testigo de hechos violentos (Ej. muerte), pérdida inesperada de una persona muy cercana y ser diagnosticado con una enfermedad grave. Cuando la fuente del trauma es otra persona que actuó intencionalmente para hacer un daño (Ej. secuestrador, violador, golpeador), la probabilidad de sufrir estrés postraumático es mucho mayor en comparación a la de otros traumas.

El riesgo de sufrir estrés postraumático también aumenta si la persona reacciona con un miedo u horror intensos, o sentimientos de desamparo, al enfrentar la situación traumática. Los pacientes expresan este miedo diciendo “pensé que me iban a matar”, “pensé que iba a quedar paralítico para siempre”, “pensé que le iban a hacer algo terrible a mi hijo” o bien “nadie se acercó a ayudarme”.

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas del estrés postraumático son muy diversos pero pueden dividirse en 3 grandes grupos:

Síntomas de re-experimentación del trauma

En un intento de procesar la experiencia traumática, muchas personas sienten o actúan como si estuvieran volviendo a vivir el trauma en el presente. Esto puede durar tanto unos segundos como minutos y su contenido está relacionado, en general, con aquellos instantes previos al momento de mayor peligro. Otra forma común de revivirlo es por medio de pesadillas o sueños desagradables indirectamente relacionados con el trauma. Estos síntomas pueden ser tan intensos que la persona se despierta con palpitaciones y otros síntomas de ansiedad. En algunos casos estas pesadillas son tan desagradables que la persona evita irse a dormir y comienza a padecer insomnio. A veces, los problemas para iniciar el sueño no están relacionados con el temor a sufrir pesadillas durante la noche.

Una de las quejas más comunes es la de “no poder sacarse de la cabeza lo que pasó”, a pesar de hacer esfuerzos constantes para intentar lograrlo. Estos pensamientos desagradables pueden generar reacciones de ansiedad (palpitaciones, sudoración, etc.), ira, vergüenza y tristeza, que en algunos casos llegan a ser muy intensas. Estos tres síntomas muchas veces son disparados por, determinada hora del día, determinados olores o ruidos, el encuentro con determinadas personas, el aniversario del trauma, etc. y pueden hacerle pensar a la persona que está perdiendo el control, potenciando aun más su malestar.

Síntomas de activación

La persona que sufre de estrés postraumático puede tener reacciones de sobresalto cuando alguien las toca por la espalda o les pasa cerca sin querer. Por esta razón, a veces evitan lugares con mucha gente. También experimentan un nerviosismo constante como si estuvieran siempre “en guardia”. Esto puede derivar en una constante inquietud e irritabilidad (Ej. reacciones exageradas de ira). Otros síntomas comunes son las dificultades para concentrarse y el insomnio. En algunos casos, el insomnio puede reflejar el miedo de la persona a dormirse y despertarse en medio de una pesadilla.

Evitación

La persona con estrés postraumático hace esfuerzos por evitar los pensamientos o sentimientos asociados con el trauma. También es frecuente que evite aquellas situaciones, actividades, cosas o personas que le puedan recordar lo sucedido (Ej. una persona que tuvo un accidente puede evitar pasar por puentes similares a aquel en el que se accidentó).

En muchos casos, la persona tiene la sensación de estar distanciada emocionalmente de su entorno, llegando a sufrir muchísimo por no poder tener sentimientos de alegría o placer aún en presencia de aquellas personas que más quiere. Por ejemplo, una persona que ha sido víctima de violación puede tener dificultades para sentir alegría al abrazar a su marido. En algunos casos dicen que “es como si no pudiera sentir nada por nadie”.

Otras reacciones comunes luego del trauma

Muchas personas dicen que después de haber pasado por una situación tan traumática, sienten que “ya no son la misma/o de antes”. La imagen de sí mismo se vuelve muy negativa y se reprochan diciéndose cosas tales como “no reaccioné a tiempo, no puedo confiar en mi, tendría que haberlo previsto”. En otras ocasiones, la persona puede sentir vergüenza porque reaccionó de una manera distinta a la que pensó que iba a hacerlo antes del trauma. La continua aparición de pesadillas o pensamientos negativos sobre el trauma hacen que piense que se está volviendo loco o que está perdiendo el control, aumentando la sensación de vulnerabilidad. Esta sensación de pérdida de control y de locura puede aparecer también cuando la persona no puede sentir lo mismo que sentía antes por personas que nunca le hicieron daño o bien cuando sienten que todo lo que ven a su alrededor es como si no tuviera vida, como si viera una foto.

También la visión que tiene del mundo sufre un cambio drástico, llegando a sentir que no puede confiar en nadie, que en cualquier momento algo malo le va a pasar. Los sentimientos de desconfianza son más frecuentes en personas que sufrieron traumas provocados intencionalmente por otra persona. En otros tipos de traumas como por ejemplo, accidentes de tránsito, los sentimientos de desconfianza se limitan a cuestiones relacionadas con el manejo (Ej. mirar varias veces por el espejito mientras maneja o mirar repetidamente antes de cruzar la calle) y el desplazamiento en transporte público. Estos cambios en la forma de pensar lo conducen a evitar muchos lugares que antes del trauma consideraba como seguros (Ej. ir al supermercado, ir al cine, visitar amigos que viven lejos de la casa, salir de noche, manejar en una ruta).

El sentimiento de haber cambiado para siempre alimenta el pesimismo, y la pérdida de interés en aquellas cosas que antes le resultaban placenteras. El estado emocional puede llegar a ser tan delicado que tal vez deje de importarle sus planes para el futuro y sienta muchas ganas de llorar.
Por último, no es poco frecuente encontrar personas que reaccionen con mucha ira porque sienten que el contexto o la vida ha sido muy injusto con ellos o porque se han sentido abandonados.

¿Cuándo aparecen los síntomas?

Los síntomas aparecen muy frecuentemente en los primeros momentos después del trauma y pueden ser reacciones completamente normales. Cuando muchos de estos síntomas tienen lugar dentro del primer mes después del trauma, la persona recibe el diagnóstico de trastorno por estrés agudo, en cambio, si muchos de ellos siguen estando presentes después de un mes el diagnóstico pasa a ser el de trastorno por estrés postraumático.

En una minoría de casos los síntomas sólo aparecen después de varios meses y hasta años después del trauma. En estos casos el cuadro es llamado trastorno por estrés postraumático de inicio tardío, y suele aparecer en personas que ya tenían algunos síntomas del cuadro.

Las personas que desarrollan Trastorno por estrés postraumático tienen altas probabilidades de recuperarse parcial o totalmente. Después de tres meses de haber sufrido el trauma, aproximadamente más de la mitad de las personas se recuperan sin ayuda profesional, siendo dicha recuperación aún mayor en casos de traumas en donde no hubo violencia interpersonal. En la actualidad, se considera que si una persona no se recupera luego de tres meses, la probabilidad de salir del problema sin ayuda profesional especializada es baja. En estos casos el estrés postraumático se ha vuelto crónico, y puede durar muchos años.

Consejos para pacientes con estrés postraumático

  • Busque información sobre los síntomas del Estrés Postraumático.
  • Hable de su problema con alguien de mucha confianza.
  • Busque ayuda profesional especializada y participe de grupos de autoayuda específicos para personas con Estrés Postraumático.
  • No abandone su tratamiento y no se sienta sin esperanzas. Hoy día se disponen de muy buenos tratamientos para el Estrés Postraumático.
  • Muchas personas se sienten culpables después del trauma. Comparta sus sentimientos con personas que sean de su confianza. Esto puede ayudarle a sentirse mejor.
  • Evite el uso de drogas y/o alcohol para controlar sus síntomas, su uso empeora las cosas

Consejos para familiares y amigos de pacientes con Estrés Postraumático

  • Aprenda acerca de los síntomas del estrés postraumático.
  • Tenga presente que Ud. juega un papel muy importante en la recuperación de la persona con estrés postraumático.
  • Brinde un espacio para hablar, pues muchas veces necesitan contar una y otra vez lo sucedido.
  • Tenga paciencia, su apoyo es necesario para disminuir esa sensación de soledad que invade a la persona.
  • Trate de no angustiarse y busque orientación para mejorar la comunicación con su ser querido. En algunos casos puede ser necesario hacer terapia familiar.
  • Recuerde que no todos se recuperan al mismo ritmo, el tratamiento puede durar más tiempo de lo que usted desea o espera.

Tratamientos disponibles en la Unidad de Tratamiento del Stress Postraumático

Hoy en día se disponen de tratamientos eficaces para el estrés postraumático y el estrés agudo. Estos tratamientos son la terapia cognitivo-conductual y la medicación farmacológica. Estas dos modalidades de tratamiento son consideradas por los especialistas como los tratamientos más eficaces para el Trastorno por Estrés Postraumático en la actualidad.

Terapia Cognitivo-Conductual

La forma de tratamiento psicológico más estudiado para el estrés Postraumático es la terapia cognitivo-conductual, que ha recibido extensa apoyatura empírica acerca de su eficacia. Esta modalidad de tratamiento constituye la primera elección según distintos consensos de expertos en esta patología. En la actualidad existen tratamientos cognitivo-conductuales especialmente desarrollados para las personas con estrés postraumático. Sin embargo, de acuerdo a las características del paciente y la presencia de posibles problemas asociados, es necesario combinarla con un tratamiento farmacológico.

La terapia Cognitivo-conductual (TCC) se enfoca en las conductas evitativas y en las creencias y pensamientos asociados a esta forma de comportarse, las cuales mantienen la sensación de vivir en un estado de amenaza o peligro permanente. Una de las estrategias principales de la TCC es la exposición, la cual consiste en enseñarle al paciente a controlar sus recuerdos de modo que pueda lograr que éstos no aparezcan involuntariamente y que no lo lastimen ni le provoquen miedo, tristeza, angustia o bronca cada vez que aparezcan. Esta estrategia se realiza hasta que llega un momento en que el paciente puede recordar sin sentir miedo y descubre que recordar no es peligroso. La exposición y las estrategias cognitivas también se usan para abordar las conductas evitativas que aparecen luego de un trauma. A través de la confrontación gradual de situaciones que evita realizar pero que antes del trauma consideraba como seguras, la persona puede adoptar una forma más adaptativa de pensar acerca del contexto que lo rodea.

Algunas personas traumatizadas se culpan por haber pasado por esa situación traumática. Por ejemplo, el padre que manejaba el coche se culpa por no haber hecho la maniobra correcta para salvar a su hijo de un accidente mortal. Mediante la estrategia de confrontar los recuerdos traumáticos en un contexto seguro y luego emplear estrategias cognitivas para evaluar la precisión de esta forma de pensar, los pacientes pueden procesar la experiencia traumática, liberarse de las pesadillas y de los recuerdos sobre el trauma.

Medicación

Las medicaciones serotoninérgicas son las más frecuentemente empleadas para el tratamiento de los síntomas postraumáticos. Su eficacia ha sido probada en estudios controlados. Sin embargo, la diversidad de síntomas del estrés postraumático y la variedad de problemas severos que acompañan al cuadro (ver problemas asociados) requieren muchas veces que la estrategia farmacológica se enfoque en tratar estas patologías asociadas que pueden interferir en el tratamiento psicológico.

El tratamiento farmacológico muchas veces se emplea cuando la persona presenta síntomas de ansiedad o de depresión son muy intensos, cuando es posible que la persona vuelva a sufrir un trauma o esté en situación de amenaza. Estos tratamientos deben ser realizados siempre bajo prescripción médica

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