En exclusiva para Infobae, Ineco brindó una serie de acciones protectoras para detectarlo y prevenirlo en diferentes etapas de la vida.
El 10 de septiembre se celebró el Día Mundial de la Prevención del Suicidio. El objetivo de esta fecha se centra en crear cada vez mayor conciencia respecto a qué medidas se deben tomar para prevenirlo. La prevención del suicidio debe ser una prioridad en las agendas de salud pública.
Las medidas para prevenir el suicidio incluyen desde promover el desarrollo de las capacidades en la atención médica, la difusión de mensajes informativos sobre el tema, hasta la facilitación del debate sobre la salud mental en todos los espacios donde sea posible: en las escuelas, en los hogares, en el trabajo.
A pesar de los avances en la reducción del estigma de la salud mental, este aún persiste. Es prioritario que las personas que se sientan afectadas con estas ideas las compartan y puedan pedir ayuda profesional cada vez que sea necesario. Los pensamientos o las acciones suicidas nunca deben ignorarse.
Para padres y adultos de confianza es esencial proporcionar un espacio seguro para la conversación. Es importante escuchar antes que hablar, así como evitar utilizar el “filtro autobiográfico”, es decir, usar la propia experiencia como modo de intentar acercarse. También es importante que el adulto no se culpabilice por lo que está transitando el menor.
Es de suma importancia saber que está bien preguntar en forma directa por el suicidio: hacerlo “no le dará ideas”. Hágalo en forma tranquila y evitando prejuicios. Si necesita apoyo en forma inmediata, llame a la línea directa de prevención al suicidio.
Si no comuníquese con el pediatra o el centro de salud más cercano para una pronta derivación al servicio de salud mental. También puede acercarse a la guardia del hospital más cercano.
El riesgo de suicidio también es significativo en adultos mayores. Los cuadros depresivos en esta población pueden manifestarse a través de síntomas somáticos, ansiedad, irritabilidad y alteraciones en hábitos como el sueño y el apetito. La depresión no tratada adecuadamente puede contribuir al deterioro cognitivo.
La depresión en ancianos a menudo es subdiagnosticada y subtratada, debido a factores biopsicosociales como la dependencia física, la pérdida de autonomía y el aislamiento. Es crucial realizar controles de salud regulares, descartar condiciones como anemia, hipotiroidismo y diabetes, y mantener niveles adecuados de vitaminas B12, ácido fólico y D.
El tratamiento debe ser multidisciplinario, incluyendo psicofármacos, psicoterapia, y abordajes en hábitos como el sueño y la alimentación. La actividad física también es importante, adaptada a las capacidades del individuo.
La prevención del suicidio es posible y debe basarse en:
Promover la salud mental positiva y la resiliencia en la vida diaria es fundamental. Esto incluye fomentar relaciones y actividades positivas como factores protectores en todas las etapas de la vida.
Se puede llamar al 0800-333-1665, dirigirse a una guardia de Salud Mental en el hospital público más cercano al domicilio, y/o comunicarse con el SAME (107).
Líneas de Prevención del Suicidio:
Nota publicada en INFOBAE: https://www.infobae.com/salud/2024/09/13/como-actuar-ante-las-senales-de-alerta-de-las-personas-que-estan-en-riesgo-emocional/