Trastorno por Déficit de Atención (TDAH)
El TDAH ocurre en el 3-5% de los niños en edad escolar. Comienza antes de los doce años de edad y puede continuar hasta la adultez, siendo además muy frecuente encontrar que alguno de los padres padezca el mismo trastorno.
Presentación en Niños
Los niños con TDAH suelen presentar:
- Dificultad para prestar atención, distracción fácil.
- Falta de atención en los detalles, errores por descuido.
- Desprolijidad en cuadernos, mochilas.
- Pérdida de útiles escolares y olvidos al entregar tareas.
- Dificultad para terminar trabajos escolares y asignaciones.
- Dificultad para organizar trabajo y actividades.
- Dificultad para escuchar y llevar a cabo órdenes.
- Impaciencia (responde antes de terminar la pregunta).
- Inquietud: no puede quedarse sentado, corre o trepa excesivamente.
- Dificultad para jugar tranquilo y callado.
- Hablar en forma excesiva.
- Interrupciones frecuentes en conversaciones ajenas.
- Dificultades para sistematizar rutinas en el hogar.
- Se aburren fácilmente de actividades que emprenden con entusiasmo (deportes, arte, idiomas).
Impacto Escolar y Familiar
A nivel escolar la expresión del TDAH condiciona el rendimiento del estudiante, y da la sensación de estar ante un niño que «nos toma el pelo», porque es capaz pero no rinde a su nivel.
Sin el tratamiento adecuado, se atrasa en sus estudios y puede perder a sus amigos. Esto genera en la familia un circuito de interacción negativo, donde las faltas se intentan corregir con prohibiciones constantes que generan un vínculo tenso y doloroso.
Riesgos y Diagnóstico
Este contexto sostenido en el tiempo conlleva baja autoestima y un medio propicio para la aparición de trastornos emocionales, abuso de sustancias y fracaso crónico.
Un alto porcentaje presenta severas dificultades para acatar consignas y pautas sociales. Por esto es importante la consulta con un psiquiatra del departamento infanto juvenil que pueda diagnosticar el trastorno e implementar una terapéutica adecuada.
¿Cómo se manifiesta en adolescentes?
- Distractibilidad fácil por estímulos externos.
- Dificultades en organización y planificación del estudio.
- Evitación de tareas que requieran esfuerzo mental sostenido (procrastinación).
- Desempeño académico por debajo de capacidades.
- Fallas en la expresión verbal (organización de ideas).
- Fallas en la noción y manejo del tiempo.
- Tendencia a baja autoestima por repercusiones negativas.
- Falta de autorregulación: Intolerancia a la frustración y labilidad emocional.
- Dificultades de relación social (desinhibición, impulsividad).
- Exposición a situaciones de riesgo (ej. accidentes de tránsito).
- Conductas impulsivas y situaciones de peligro.