Memes, stickers, emojis, GIFs. Los elementos gráficos digitales copan las redes sociales y las plataformas de mensajería y se presentan como un desafío entre padres, madres e hijos a la hora de comunicarse. Pero ese reto, aseguran especialistas, también puede convertirse en un “puente afectivo”.
Compartir el mismo “idioma” (o al menos intentarlo) ofrece la posibilidad de acercar generaciones y estrechar los vínculos familiares a través del humor. Este lenguaje 2.0 cobra relevancia sobre todo en la adolescencia, etapa en la cual los jóvenes utilizan todo tipo de imágenes virales para comunicarse.
Andrea Abadi, médica especialista en psiquiatría Infanto Juvenil y Directora del Departamento Infanto Juvenil de INECO, vinculó esto a lo que se denomina “pebbling”, un término que proviene de la conducta de los pingüinos, que entregan pequeñas piedras a sus parejas como muestra de compromiso y afecto.
“En la era digital -señaló-, este gesto se tradujo en el envío de detalles simbólicos (memes, GIFs, enlaces o videos) para mantener la conexión emocional con alguien querido. En la crianza, el pebbling puede entenderse como un modo de sostener la cercanía afectiva en la vida cotidiana de los hijos”.
La médica introdujo el concepto de «puente afectivo» y explicó que, «así como los padres intentan acercarse al mundo de sus hijos interesándose por su música, sus expresiones artísticas o sus modos de hablar, usar emojis o memes puede ser otra forma de entrar en sintonía con su universo simbólico». Y aclaró: «No se trata de reemplazar la comunicación cara a cara, sino de sumarle un canal nuevo, adaptado a la cultura digital en la que los chicos crecen».
En este sentido, el pebbling y el uso del humor no son gestos superficiales: pueden convertirse en herramientas emocionales poderosas, capaces de fortalecer la conexión, favorecer la confianza y acompañar el desarrollo socioemocional de los hijos, aseveró.
La adolescencia es un período donde, si bien la comunicación es esencial entre padres e hijos, el intercambio no es fácil. Conocer los sentimientos, experiencias o dificultades de los jóvenes puede ser un enorme desafío para los adultos responsables.
Abadi destacó que “muchos padres envían emojis, memes o pequeños videos a sus hijos como una manera cotidiana de comunicarse”. Para la especialista, estos gestos sencillos tienen un valor simbólico: son una forma de decir “estoy presente” o “me importás”, utilizando un lenguaje que los chicos reconocen como propio.
En ese sentido, citó una encuesta realizada en 2024 por Emery L. y colaboradores a 312 adultos sobre la influencia del humor en la crianza, la cual mostró que:
Soledad Dawson, directora de la Maestría en Vínculos y Familias de la Universidad Hospital Italiano y psicóloga en el Servicio de Salud Mental Pediátrica del Hospital Italiano, reconoció que la comunicación con los hijos adolescentes siempre fue un desafío.
La especialista, magister en Vínculos, Familia y Diversidad sociocultural, enfatizó así que los memes o stickers, pueden ser aliados al momento de facilitar o posibilitar la comunicación entre los adultos y los hijos.
¿De qué forma? Según ella, son un concepto en sí mismo: lenguaje directo, sencillo y con humor, que demuestra las emociones sin necesidad de dar demasiadas explicaciones. Esto, añadió, “puede ayudar a reducir tensiones entre ambas generaciones, fortalecer los lazos y la conexión emocional y promover el desarrollo del pensamiento crítico, en algunos casos”.
Dawson hizo hincapié en un concepto que claramente podría catalogarse como una verdad incómoda: “La sangre no construye vincularidades. A veces puede facilitarlas y, otras veces, obstaculizarlas. En este sentido, los memes pueden ser una herramienta para compartir intereses o pueden habilitar a ver contenidos afines (los adultos contenidos afines a los hijos y viceversa, para entender los mundos de cada uno)”.
Sin embargo, la psicóloga advirtió que cuando los memes o stickers se utilizan como único medio de comunicación o de dirigirse a los demás, puede considerarse una maniobra evitativa para no sostener comunicaciones extensas.
“También es de considerar que los adolescentes hablan en monosílabos, por lo que ubicar un meme que evidencia cierta gestualidad o determinada emocionalidad puede ser un avance para quienes no decían más que ‘sí’ o ‘no’, o simplemente callaban”.
Abadi explicó a través de la neurociencia los posibles efectos detrás de los memes, stickers, emojis y GIFs. “Estos intercambios no sólo generan bienestar subjetivo, sino también cambios biológicos reales en el cerebro”, sostuvo. Y detalló:
“Este conjunto de respuestas biológicas genera un ciclo positivo: cuanto más se repite la experiencia de dar y recibir afecto, más se refuerza la probabilidad de volver a hacerlo”, concluyó.
Nota publicada en Clarín: https://www.clarin.com/familias/pebbling-memes-stickers-puente-afectivo-comunicacion-padres-hijos_0_MnlGfeEt4n.html